Gran parte del altiplano de Guatemala contiene vestigios arqueológicos de poblaciones que no han podido ser relacionadas con los grupos mayas actuales. Tal es el caso de Kaminaljuyu, ubicado en la ciudad de Guatemala y el mayor asentamiento prehispánico de las Tierras Altas. Fue ocupado desde el Preclásico Medio y se abandonó a finales del Clásico Tardío.
Originalmente contaba con 260 edificios de tierra y barro, colocados alrededor de un lago ahora extinto, pero la expansión de la ciudad los ha destruido casi por completo, ya que solamente se conservan unas 20 edificaciones en el pequeño Parque Arqueológico Kaminaljuyu y algunos montículos entre casas.
Tuvo su período de apogeo en el Preclásico Tardío, tal como se evidencia por la presencia de elaboradas tumbas y una gran cantidad de esculturas, algunas de las cuales tienen inscripciones jeroglíficas. También destacan sus obras hidráulicas, que incluyen al Montículo de la Culebra, que es un acueducto de más de 4 km de largo.
Ya durante el Clásico Temprano tuvo fuertes influencias provenientes de Teotihuacán, evidenciadas por su arquitectura estilo Talud-tablero elaborada en barro. La prosperidad de Kaminaljuyu seguramente se debió a su posición estratégica en el Valle de Guatemala, que le permitió controlar el comercio de productos como jade, obsidiana y cacao hacia las Tierras Bajas y otras regiones de Mesoamérica.
De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.
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