La planificación urbana de Copán se basó en la presencia de un conjunto arquitectónico que funcionó como la sede del poder durante toda su historia. Este conjunto comprendió la Gran Plaza al norte y la Acrópolis al sur. La sección norte de la Gran Plaza se conoce como Patio del Sol y estuvo rodeada de escalinatas, posiblemente para acomodar un amplio público durante ceremonias importantes. Aquí se colocó una veintena de estelas, altares y esculturas zoomorfas. Las más elaboradas muestran un estilo de relieve casi tridimensional, el cual fue introducido durante el reinado de Waxaklajuun Ubaah K’awiil,( 18 Conejo) quien fue retratado personificando a distintas deidades. Muchas de las Estelas fueron alineadas de acuerdo a las salidas y puestas del sol en momentos críticos del año solar. Al este se encuentra otra plaza, que fungió como entrada principal al centro ceremonial. Aquí se encuentra la Estela J, única por su inscripción en forma de petate o estera, y que marca el inicio de una calzada que comunica con el Grupo de las Sepulturas. Al sur se encuentra la cancha de Juego de Pelota, adornado por motivos de guacamayas, así como el Templo 26, que contiene la Escalinata Jeroglífica, que con más de 2,000 glifos es el texto prehispánico más largo del Nuevo Mundo. La escalinata fue realizada durante el gobierno de varios reyes y cuenta la historia dinástica del sitio hasta mediados del siglo VIII d.C. En el interior del Templo 26 se han registrado edificios más antiguos, así como la tumba de K’ahk Uti’ Witz’ K’awiil,( Humo Jaguar)cuya ofrenda funeraria incluyó tapaderas de incensarios con la efigie de cada uno de sus predecesores. El Templo 11 sirvió de nexo entre la Gran Plaza y La Acrópolis, por lo que tiene una escalinata monumental que conduce hasta su cima, desde donde el gobernante pudo apreciar los juegos de pelota y conducir otros rituales frente a la multitud congregada en la plaza. El interior de la Acrópolis está dividido en el Patio Este y el Patio Oeste. El Patio Oeste está dominado por el Templo 16, que simboliza el eje central del sitio y la sucesión dinástica, ya que fue erigido sobre la tumba del fundador, K’inich Yax K’uk Mo’. Esta tumba fue descubierta en un pequeño edificio con estilo talud-tablero teotihuacano, que a su vez fue cubierto por el templo funerario de su esposa. Posteriormente, a inicios del siglo VII d.C. se erigió el espectacular Templo Rosalila, que hoy en día es posible apreciar, ya que se habilitó uno de los túneles de excavación. Este templo fue enterrado cuidadosamente, por lo que conservó toda su decoración en estuco policromado, y que tiene como tema principal la glorificación del fundador dinástico. A un lado de Rosalila se construyó el Templo Oropéndola, que también fue cubierto por el Templo 16 en el siglo VIII d.C., durante el gobierno de Yax Pasaj Chaan Yopaat. Frente al Templo 16 se erigió el Altar Q, también comisionado por el mismo mandatario. El altar tiene una forma cuadrangular y retrata a los 16 gobernantes de la dinastía, indicando así su derecho legítimo al trono. El Patio Este es de menores dimensiones y carece de la mitad de sus edificios, ya que el Río Copán socavó esa parte del basamento de la Acrópolis. Én su lado norte se encuentra el Templo 22, cuya fachada simboliza las fauces de una montaña sagrada. En su interior aún se conserva un trono, enmarcado por un cosmograma que incluye el nivel celestial en su parte superior y el inframundo en su parte inferior.
Dos deidades Pawahtun sostienen el cielo, simbolizado por una serpiente de dos cabezas. Al sur de la Acrópolis se localiza el Grupo El Cementerio, donde se puede apreciar un conjunto de residencias con alta calidad de arquitectura, por lo que se ha considerado que fue el lugar de habitación de los últimos reyes. Más al sur se encuentra el Grupo El Bosque, que cuenta con su propio Juego de Pelota, al cual se accede por medio del Sendero Natural del parque.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.